08 May La evolución del sueño del bebé: mi experiencia
Hace unos días colgué una foto en mis redes sociales, Facebook e Instagram que causo varios comentarios entre la gente que me seguís por las redes y mensajes privados dónde me hacíais muchas preguntas y me animábais a compartir mi experiencia.
Hace muchos meses que me he visto tentada a escribir este post, pero hoy después de 23 meses de maternidad o lo que es lo mismo 700 noches con mi bebé, estoy estoy preparada para contároslo ya que hemos podido cerrar una parte importante del círculo sobre la experiencia de los cambios de sueño y las actitudes desde el nacimiento y es por ello que me siento en disposición para contaros como hemos vivido el proceso desde que Èlia llego a nuestro mundo.
Antes de nada tengo que contaros que antes de su nacimiento yo me destacaba por ser una persona bastante diurna y dormilona, y que necesitaba como mínimo mis 8 horas de sueño nocturno para rendir adecuadamente. Una de mis profesiones, es la enfermería y cuando ejercí de ello siempre rechazaba los turnos nocturnos, porque me era absolutamente imposible mantenerme en vigilia llegada la noche.
Así, cuando supe que íbamos a ser padres mi principal reto era cómo iba a sobrellevar acoger a un bebé y sus ritmos de sueño, pensé en una primera instancia que era una de las cosas que más cuesta arriba se me iba a hacer de la crianza.
Como ya sabéis también soy psicóloga y por ello de entrada partía de que entendía y asumía muy bien que el sueño de un bebé menor de dos años es errático e impredecible. El patrón de sueño más estable como el de un adulto tarda un tiempo en asentarse en los niños con todas sus fases, ya que en un niño nuestros microdespertares que encadenamos sin darnos cuenta en ellos no se encadenan tan fácilmente porque van a depender de su desarrollo neurológico.
Justamente este hecho de entender el desarrollo del niño, y concretamente el proceso de sueño como algo natural, fue la pieza clave que me hizo, y nos hizo llevar la situación con bastante filosofía.
Entender a través de diversas lecturas y experiencias compartidas con otros padres que el bebé es un mamífero y tiene inicialmente unas necesidades bastante primitivas y que mi tarea como madre es responder a esas necesidades como mi tarea principal. Poder comprender eso me ayudo aceptarlo y vivirlo con bastante positivismo.
Pese a esto, no os voy a mentir, en todo este tiempo ha habido momentos muy duros, mucha falta de horas de sueño, insomnio no voluntario que ha repercutido muchas veces en borrosidad mental y cansancio y que ha influido en mis sentimientos y en mis comportamientos y no siempre ha sido de una manera constructiva.
No obstante, cuando crees que no puedes más hay algo que te empuja, yo creo que las mamás tenemos unas hormonas y un tremendo vínculo con él bebé que nos sacan a flote a pesar de las tremendas ojeras de panda con las que vivimos de manera casi perpetua.
Como ya sabéis, nuestros primeros meses estuvieron cargados de cólicos del lactante, de manera que pudimos observar que entre que mi hija la colocáramos en su cunita una vez dormida a colechar, es decir tenerla porteada durante el día y compartiendo nuestra cama durante la noche, enseguida observamos una diferencia abismal en cuanto a duración del sueño, frecuencia de los despertares, intensidad del llanto y comodidad para todos. Así que optamos por la cercanía con el bebé e intentar preservar las condiciones que estaban dentro del útero y los instintos primitivos como mamíferos.
No sé si los sabéis pero cuando un bebé se despierta en medio de la noche y no nota a su madre sufre el mismo proceso que los animales y sus crías en medio del bosque al acecho de cualquier depredado. Así, se activa el instinto de protección, el bebé entra en pánico, los niveles de estrés se ponene en marcha y secreta un montón de cortisol (hormona del estrés), y entra en posición de huida pero como no puede levantarse y correr llora desconsoladamente pidiendo auxilio.
Ese cortisol y estrés dejan huella y un daño irreparable en la corteza cerebral del bebé, y además si nadie viene en su ayuda, aprende que sus mecanismos de defensa no sirven de nada y es posible que lo replique en otras situaciones de su vida y se quede paralizado cuando ha de ponerse en acción. Cuando ese nivel de estrés es máximo y se deja a un bebé en la oscuridad llorando a su suerte el cuerpo desactiva el cerebro porque los niveles de cortisol son tan altos que la vida humana sería inviable, así que desenchufan el cerebro y externamente podemos ver que el bebé duerme. Pero, estos métodos para dormir no son nada recomendables, por lo que conocemos hoy día sobre los últimos estudios sobre sueño y neurociencia infantiles como os he comentado.
También existen numerosos estudios que corroboran que cuando un bebé muy pequeño tiene a su madre cerca se calma con su olor y con su latido cardíaco. Conforme va creciendo también estaá comprobado que el sueño y la respiración durante él se regula con el de los otros iguales. Es decir, si nosotros dormimos el bebé duerme o en una guardería cuando algunos niños duermen la siesta existe un efecto de contagio general del sueño.
Os recomiendo muchísimo el libro “Dormir sin lágrimas” que os reseñe aquí.
Así pues en cuanto a cuestiones prácticas mi hija en los primeros 6 meses, hacia sueños frecuentes pero cortos, a partir de los 6 meses aproximadamente ya había un mayor despertar durante el día y reconocía perfectamente el día y la noche. A partir de los 9 meses tan sólo realizaba dos siestas una en la mañana y otra en la tarde. Desde de los 12-15 meses sólo realiza una siesta durante la tarde, esta siesta ha pasado de ser de 2-3 horas a ser de una hora escasa.
En total desde los 12 meses hasta los 23 meses que tiene ahora duerme unas 13 horas diarias.
Desde que nació hasta los 22 meses los despertares nocturnos eran de 2-3 horas (excepto en los primeros meses que las tomas eran muy, muy contínuas) en las cuales demandaba pecho y se volvía a dormir (si había suerte, en general, sí, jejeje).
¿Cómo gestionamos la logística de todo el tema del sueño?
Pues, desde el respeto y sin forzar en ningún momento y siguiendo los principios Montessori.
Decidimos que no podíamos ser nosotros los que le forzásemos a dormir, así que nos decantamos por interpretar las señales de sueño: frotarse los ojos, cogerme el pelo y acariciarse las orejas, querer acurrucarse más en brazos. Sólo en esas condiciones creábamos una atmósfera agradable al sueño, como cuando los adultos nos vamos a dormir.
Pero evitamos crearlas si no había esas señales, por mucho que como adultos “nos conviniera” que durmiera porque creyéramos que llevaba muchas horas despierta o por mucho que necesitáramos hacer alguna cosa (a veces esa cosa se puede hacer perfectamente con un bebé despierto). Así, decidimos que ese no era el camino, porque sólo llevaba a estrés por ambas partes.
En cambio, atendiendo a sus señales vimos que todo fluía a la “perfección”, y lo pongo entre comillas, porque esta perfección es muchas veces cuestión de actitud de los padres de entender al niño e ir a su ritmo y no al nuestro.
Y os estaréis preguntando que cómo creábamos esa atmósfera, ¿no?
Bien, pues cuando era muy pequeñita hasta los 9 meses, nos íbamos a un lugar tranquilo, sin ruidos externos ni presencia de otras personas, a la cama o al sofá. Tamizabamos la luz (bajábamos persianas), le ofrecía el pecho y la colocaba en mi portabebés y de pie me balanceaba y le cantaba muy flojito. En breves instantes estaba dormida, pero seguía acunándola unos 15 minutos más, podía hacer alguna tarea porteándola, pero siempre preservando este entorno tranquilo. De esta manera aseguraba que el sueño se instaurase por completo, ya que los bebés tienen un sueño bastante ligero, así que si se duermen y los traspasáis a dormir fuera del portababés es muy normal que se despierten.
Así pasada esa pequeña fase de rigor pasaba a mi hija a su cama.
A continuación os voy a explicar los dos entornos tenemos preparados para dormir:
CAMA DE SUELO MONTESSORI
La cama que utilizamos para ella durante el día sigue la pedagogía Montessori y es una cama de suelo en su habitación. Se trata de un colchón de cuna con una alfombra debajo, esta alfombra a parte de aislar del frío, cuando era muy chiquitita y aún ni gateaba hacía que si se giraba no se diera ningún golpe y en el momento del gateo fomentaba su autonomía sin riesgos de caídas, como podría comportar una cama normal.
Una de las ventajas que tiene una cama de suelo Montessori es que al no tener barrotes, le da libertad al niño para poder visualizar toda la estancia en la que se encuentra, esto es tremendamente beneficioso para crear sus mapas mentales de situación.
Además le permite poder recibir muchos más estímulos visuales, para el el mundo es apasionante y, de esta manera puede aumentar su riqueza sensorial, repercutiendo en mayores niveles de atención y concentración. Por otra parte, a pesar de no tener barrotes si que marca unos límites bien definidos de cuál es el sitio de dormir, respecto a su cuerpo y así puede entender mejor la bivalencia entre su propio cuerpo y su entorno, un entorno en que a pesar de la libertad también existen los límites.
Desde que aprenden a caminar, evidentemente es un sistema que les da mucha autonomía al niño porque le permite entrar y salir por su propia voluntad y paralelamente a la bipedestación el niño comienza a asociar esa cama como un lugar para el sueño, por lo que a veces se puede acercar allí para estirarse para descansar o dirigirse cuando tiene sueño, aunque puede solicitar tu presencia como en el caso de mi hija.
Fue con el inicio de la marcha con autonomía, a los 15-16 meses de mi hija en la que dejamos de utilizar el porteo como previa a la cama y directamente pasamos a la cama con una previa de lactancia y un cuento. Siempre siguiendo las señales de sueño no verbales comentadas antes. Coincide también que a partir de los 22 meses es ella la que se va allí y me coge la mano o me avisa para que vaya y lo comunica verbalmente, diciendo: “cama”, “vamos a la cama”, “quiero cuento” “a dormir siesta”.
Durante la noche tampoco forzamos la hora de sueño, de manera que Èlia está bastante despierta hasta la hora que todos nos solemos ir a dormir, así que no hacemos nada especial para que duerma, sino dar el ejemplo de irnos a dormir todos. Ritual de ir hasta la habitación, bajar persianas, lavarnos los dientes, ponernos los pijamas, sacar los cojines, meternos en la cama, ofrecer el pecho y a dormir.
Maria Montessori en sus trabajos no hizo alusión al colecho, pero estoy completamente convencida que si hoy siguiera viva habría adaptado sus escritos al respecto.
CUNA SIDECAR A LA CAMA PARA COLECHO
Para la noche llegados los 9 meses mi hija empezó a rodar durmiendo.
No sé si lo habéis vivido o lo estáis viviendo… Pero, los niños cuando empiezan a tener autonomía motriz cuando duermen giran 360 grados como los ventiladores, mi teoría es que buscan esos límites que tenían dentro del útero para acabar de integrar la los límites de su propio cuerpo. Así, que además de los despertares cada 2-3 horas de ella, sufríamos despertares no intencionados con las patadas y el movimiento. En ese momento decidimos que necesitábamos una extensión del colchón de matrimonio porque el sueño de los adultos era inviable.
Así, la cuna de Ikea que hasta ese momento estaba inservible y decoraba la habitación de la niña, paso a ser una cuna sidecar a la cama de matrimonio después de un pequeña operación de tuneo.
Mi chico es un manitas, pero dice que este bricolaje es apto para principiantes. Simplemente se trata de quitar una de las barandillas de lado largo y pegarla a la cama. Nosotros a parte le pusimos un añadido extra en las patas para elevarla en altura y que quedase a la altura de nuestro colchón.
Os dejo un vídeo dónde lo explican muy bien.
Pero embarazadas del mundo que me leéis o papás recientes que aún no tenéis cuna comprada y queráis colechar, plantearos bien si queréis comprar una cuna normal. Mirar si sabéis tunearla o no, en el mercado existen cunas específicamente diseñadas para este fin o acudid a un carpintero porque es muy sencillo de transformar una cuna normal.
Y ahora viene la traca final, la mejor parte de la historia, esa historia que quizás estás viviendo en tus carnes, esas de dormir cada hora o dos horas y despertarte. Esa historia que cada día te preguntas cuándo tendrá su fin. Bueno…decirte que lo vivas como algo natural porque eso ayuda bastante a que ni siquiera te lo plantees y disfrutes del proceso. Yo desde los dos meses de vida de Èlia cambié el chip y lo hemos vivido como un mal menor y de una manera muy espontánea.
Con 22 meses, una noche me desperté yo sin que ella me hubiera llamado, mire el reloj y lo tuve que mirar 4 veces más y pellizcarme para saber si estaba despierta. Sí, lo estaba, y mi hija había dormido 6 horas seguidas. Pensé que quizás era casual de aquel día, pero pasaron 7 días y 7 noches y os lo conté por redes sociales.
Ahora mismo llevamos un mes durmiendo 6 horas seguidas y mi mente está más serena y estoy recuperando la memoria de antes del embarazo. Ahora no voy a retarme a las 8 horas, porque sé que sin buscarlo las cosas llegan.
Venga, padres, madres, vosotros podéis, todo llega!!! Sin agobios!!! Escuchando al niño y buscando la opción que os haga sentir más cómodos para vuestra familia.
Porque cada familia y cada situación son únicos. Sea cuál sea la opción que busquéis no olvidéis respetar las necesidades del niño, por esas son universales y si no lo hacemos hay choques y conflictos. Pero tampoco olvidéis de respetaros a vosotros mismos en esa opción. Se como sea buscad una solución win-win en la que todos ganéis.
Yo os he explicado cuál ha sido la nuestra y la que nos funcionó.
Recordad que siguen abiertas las inscripciones a los talleres Montessori y ya se están cerrando algunos grupos, así que si quieres participar para llevarte un montón de recursos para este verano no dejes de reservar tu plaza.
Yo os he explicado cuál ha sido la nuestra opción en cuanto al sueño y la que nos funcionó.
¿Me queréis explicar las vuestras?
Sònia Seró Dolcet
Posted at 06:02h, 09 mayoMe ha encantado leer tu post !
Anónimo
Posted at 20:53h, 09 mayoExcelente post!!!! Es genial compartir experiencias con otras madres, uno se siente acompañado y no un "bicho raro". Como tu dices, lo mejor es tomarlo con filosofía y positividad y disfrutando de cada momento. Saludos. Silvana
Anónimo
Posted at 16:42h, 12 mayoHola! Tengo un niño de tres años y medio desde que nació fui combinando ambas formas s dormir o bien colechando o bien en su minicuna y a posterior en su cuna aunque siempre he seguido una misma línea y a raíz de una serie de circunstancias que directamente le afectaron al niño puesto que le han hecho un par de pruebas duras en las cuales nosotros ño podíamos estar con el no nos hemos vuelto a separar ño una noche. Dormimos juntos en mi cama mi chico el niño y yo. Pero a mi me sucita una duda, el niño está feliz cuando ve que nos vamos a dormir todos juntos aunque durante la siesta no pone ningún incoveniente que sea en su camita es del ikea muy bajita y totalmente accesible para el, mi.duda es iniciará el sólo la necesidad de irse a su cama pq durante la siesta si y durante la noche no. Tanto mi pareja y yo hemos comprendido que causarle aungustia por cosas que se pueden solventar no nos vale la pena. Me ha gustado mucho poder leer este post.
Anónimo
Posted at 20:18h, 12 mayoHola Clara! Hace ya un tiempo que sigo tu blog e instagram pero todavía nunca había escrito. Quería agradecerte que hayas compartido esta publicación. Tengo un niño de 10 meses y me ha ayudado mucho leer tu experiencia en la evolución del sueño. Gracias por compartir cosas tan útiles y interesantes.
Saludos 🙂
DANIELSTORE
Posted at 13:58h, 17 marzo¡Muy buen post! Sin duda, la elección del lugar donde duermen los pequeños de la casa es muy importante. Este tipo de post sirven de gran ayuda a madres que quieren aprender cómo cambiar de la cuna a la cama a su bebé. Desde https://danielstore.es/ se ofrecen una gran variedad de alternativas, para que el pequeño se adapte a todas ellas y no se acostumbre solamente a una. Desde cunas, a colchones y sábanas para camas. Os animamos a que echéis un vistazo si queréis hacer algún cambio en el dormitorio del pequeño. ¡Un saludo!
homelua.com
Posted at 19:39h, 03 septiembreTener un buen dormitorio para el bebé es clave para su bienestar y descanso. Contar con estantes y mesitas adecuadas facilita la organización y hace el espacio funcional y acogedor. ¡Un entorno ideal para tu pequeño!