Mamilatte | Mi historia de parto: segunda parte
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Mi historia de parto: segunda parte

SEGUNDA PARTE

Relato anterior, lo puedes leer aquí….

A las 3 de la mañana comencé a sentir muchísimo dolor, las contracciones eran cada 2 minutos y casi no había tiempo de descansar, venían una tras otra, no podía casi dejar de respirar y gemir. Seguía ahora sin aceptar tactos, pero según Rosa quedaban muchas horas por delante. Hacia las 4 le dije a mi chico que deseaba ir hacia el hospital Pius, contando que teníamos una hora de camino y que mis contracciones ya eran muy fuertes y alterarían el viaje.
Lluís llamó a Montse desde otra habitación pero yo algo oía, empezaron los silencios las preguntas cortas, algo pasaba…

Continuará……

A raíz de ahí el dolor empezó a latigarme, empecé a descontrolar mi respiración y mi castillo de naipes se tambaleó. Al rato me comunicaron que no podíamos ir al hospital, que Montse estaba allí atendiendo otro parto y que todas las salas de parto estaban ocupadas y estaban tenían que derivar a las parteras a otros hospitales, así que de momento y hasta que se descongestionase no podíamos ir.
El parto evolucionaba con normalidad, por lo que según Rosa, al ser primeriza, se preveían muchas horas por delante y todo seguía su curso con total normalidad.
Al saber esa noticia sobre el hospital de Valls, salí de mi burbuja de parto para por un momento razonar y tomar una decisión, mi cuerpo y mi hija me decían que más horas no podía aguantar para hacer un trayecto en condiciones, así que decidí volver a meterme en mi madriguera y seguir en casa hasta que ya no pudiera más. Recuerdo haber gritado bastante diciendo “vengaaaaaaa Eliaaaaaaaaaaaaa” cosa que Rosa la comadrona que estaba en casa tradujo como: “venga que ya quiere irse al hospital Arnau, no?, pues vamos!!!” Pero yo aún estaba a gusto en casa.
Y evidentemente esos miedos y temores que te pasan las personas que tienes a tu alrededor, provocaron que en menos de una hora estuvieramos saliendo por la puerta, desechando asistir a mi lugar deseado (el hospital Pius de Valls) y dirigiéndonos sin más opción al primer hospital de referencia dónde conocíamos al dedillo los protocolos. Pero allí, estábamos entrando por la puerta grande con 6.5 cm largos de dilatación y sangrado a consecuencia de la potencia de las contracciones.
Entramos por urgencias, entre caminando acompañada de un celador amigo (cuántas caras conocidas!), las contracciones eran fuertísimas y tuve que hacer 2 paradas técnicas en los pasillos para salir a flote.
Entré a boxes sola, sin mi chico (primera separación), una voz por detrás de los boxes anunció “entra una de parto!!!”, qué recibimiento!!!. Allí ya me despojaron de mis vestiduras, me hicieron un tacto y me colocaron una vía. Intercambié mi documentación con mi plan de parto natural que ya os había contado en la primera parte.
Me ofrecieron una pelota de pilates y un empapador con los cuales tenía que coordinarme para que no se separaran. El espacio del box era tan reducido que la pelota sólo podia moverse 1 cm, por lo que casi era igual tenerla que no tenerla. Cuando venían las contracciones fuertes lo que más me aliviaba era apoyarme a la pared. Tenía bastante sangrado.
En media hora vinieron a hacerme un nuevo tacto, (otra persona distinta) comentaron que ya estaba de 8 cm y que me tenía que estirar en la camilla con los monitores porque “estás contaminándonos el box”. Cuando venía la contracción fuerte tenia sangrado y me agarraba por debajo de la barriga y luego a la pared, y se ve que eso no se puede hacer aunque las pases canutas, prima la limpieza del box.
Le pedí a la matrona que por favor me dejara de pie, mi cuerpo necesitaba movilidad y estirada en la cama los dolores eran insoportables y según mi opinión una posición poco favorable al parto.
Pese a mis insistencias, casi me obligaron a permanecer en la cama, aunque yo me tire de ella unas cuantas veces para pasar el desierto.
En una de estas, se abrió la cortina del box bruscamente y la comadrona enfadada me exigió que estuviera quieta en la cama y que estaba haciendo mucho ruido (gemia, como un rugido interno pero no llegaba a grito), cerró y se fue. En cuestión de  minutos, mi cuerpo no podía más estando en  cama, así que tome la decisión de pedir la epidural, en ese momento no tuve otra elección si tenía que permanecer en cama. La matrona verbalizó con media sonrisa, “ves como no todo puede ser como tu quieras”.
Aparecieron dos comadronas nuevas diciéndome que al estar fuera de cuentas por 5 días, mis analíticas habían caducado y que era muy posible que no pudieran ponerme la epidural. Iban a hacerme una analítica nueva y enviarla a laboratorio, si les daban los resultados más o menos rápido me la podrían poner. Tardaron media hora, la media hora más larga de mi historia.
Me avisaron que ya estaban, sacaron la silla de mi marido porque no cabía en el espacio y me pusieron un suero (necesario para la anestesia), a partir de allí le dijeron a mi marido que escondiera la botella de Aquarious, no podía beber más. Acto seguido, apareció la anestesista que no paró de hablar en 5 minutos explicando todas las contraindicaciones (mi mente decía “por favor, callate ya y vamos al lío”). Me trasladaron por unos pasillos muy fríos a un quirófano para ponerme la epidural, les dije que la quería suave para seguir teniendo algo de sensibilidad. No me dolió, me la pusieron en tres fases como se suele hacer, pero en la primera la intensidad de las contracciones hacía muy difícil estar inmóvil, así que me alié con el celador y le pedí si me podía coger a él, me agarré con todas mis fuerzas, respire y en unos 3 minutos dejé de notar dolor y entre en una balsa de calma y volví con mi chico.
Tuve una hora y media tranquila en el box, sin notar a penas contracciones, a eso de las 7 y cuarto de la mañana volví a notarlas más, pero seguía siendo un dolor casi imperceptible.
A las 8 vino el cambio de turno, Rosa la comadrona que había estado más tiempo conmigo durante la noche me presentó a su relevista, creo que se llamaba Maite, era una persona muy dulce y que por primera vez me explicaba todos los pasos y la situación. Me sentí muy bien por esta comunicación tan directa.
Me hicieron otro tacto y me dijeron que estaba de 9cm. Posteriormente vino el equipo de ginecología (ginecologa y estudiantes) para hacer un nuevo tacto y hablaron un poco conmigo sobre mi parto. A los 5 minutos volvió la comadrona dulce y me dijo que desde ginecología consideraban que llevaba muchas horas de parto y que al ponerme la epidural mi parto se había estancado un poquito y que me tenían que dar una ayudita rompiendo la bolsa de aguas y poniendo oxitocina sintética ni oxitocina. Mi marido salió rápidamente en defensa de nuestro plan de parto en el que no deseábamos la rotura. Nos dijo que lo sentía pero que tenía que ser así y me fue explicando todos los pasos, su voz calmada y sus mensajes directos nos ayudaron a ambos a serenarnos y aceptar el cambio.
A los 5 minutos, volvieron las contracciones, eran bastante fuertes aún con la epidural puesta. Vino la anestesista del turno y me recolocó la dosis, le dije que la quería muy suave, me contesto “por pasar dolor, no vas a ser mejor madre”. En media hora estaba en dilatación completa. La enfermera dulce y su alumna en prácticas vinieron para anunciármelo y dijeron “estás lista, pronto vas a ver a Èlia, vamos a empujar…” Seguíamos en el box y la idea era parir allí si yo quería, le dije que sí, rebosante de felicidad. Estaba muy emocionada de ver tan cerca el oasis para coger agua. Muy dulcemente me recordó cómo hacerlo y luego lo hice yo, me decía: “venga que lo haces muy bien”, tactó y dijo “vamos a esperar a que descanses y enseguida volvemos”.
Volvió acompañada de una jovencísima ginecóloga y su estudiante, me explicaron que había un pequeño error en las gráficas del monitor y que mi pequeña podría estar teniendo algo de sufrimiento (me puse muy nerviosa y lloré pensando que mi hija estaba mal). Así pues, debían hacerme la prueba de Calota (una gasometría que consiste en pinchar con una aguja muy fina la cabecita del bebé, para ver si le llega el oxígeno suficiente) y que si salía bien seguíamos. No había vuelta de hoja, en ese momento lo primordial para mi era la salud de mi bebé, así que adelante.
La ginecóloga volvió con una sonrisa y dijo, podemos seguir con el parto vaginal. Vino la comadrona y volvimos a empujar 4 o 5 veces, hasta que dijeron para, para. Vino corriendo otra ginecóloga más seria, cuyo único intercambio que tuvo conmigo fue hacerme un tacto y mover la cambeza diciendo que no y se fue. Volvió la ginecóloga amable con su estudiante y me comunicó lo siguiente: “se lo importante que es para ti el parto vaginal y que tenías un plan natural de parto” pero la cabeza de tu bebé esta encajada y si empujamos más peligrará su salud, consideramos que hay que practicarte una cesárea de urgencia”. Con lágrimas lentas en los ojos, accedí!
Le dijeron a mi chico que debía salir, vinieron en menos de un minuto 6 personas al box, para prepararme para la intervención, aún tuve ganas de bromas mientras me preparaban.
Y sin más dilación estaba en quirófano en una mesa fría como el hielo y rodeada de más de 15 personas, muchos de ellos espectadores invitados (pediatras, alumnos de pediatría, alumnos de ginecología, alumnos de comadrona). A mi izquierda, como mi ángel de la guarda estaba la anestesista, enseguida me pusieron un paño verde que me impedía ver y el equipo quirúrjico empezó su trabajo de una manera concentrada. La anestesista se puso a mi lado, me cogió la mano y por deseo expreso me iba retransmitiendo todos los pasos de la operación,  noté un fuerte empujón en mi barriga y de repente oí el primer llanto de mi bebé (10 minutos o menos calculo que tardo en salir desde que me prepararon). Cortaron el cordón, la envolvieron en una talla (pañito quirúrjico) y me la enseñaron muy rápido, era más bonita que un sol. Pedí que me la dejaran pero los protocolos de momento lo prohiben, así que exigí que la llevasen con su padre de inmediato para hacer el piel con piel. Se la llevaron a un rincón de la sala a lavarla, y la llevaron a conocer a su papá.
Mientras en quirófano, terminaba para mi la cirugía, la anestesista siguió conmigo hasta el final, mientras todo el equipo de fue, ella valoró la posibilidad de ponerme una analgésia muscular para favorecer mi recuperación.
Cuando acabó, me acompaño con el celador a la sala de reanimación donde me reencontré con mi pequeña y mi chico, fue un momento muy emocionante, en el que comencé un piel con piel que duró 48 horas e inicié la lactancia. La mejor y mayor recompensa que daba por finalizada mi larga y accidentada historia de parto.
Mientras estábamos en reanimación el equipo de pediatría vino a verme y a felicitarme, también a ver como iba la lactancia, y miraron a la niña conmigo.
Estuvimos un buen rato los tres sólo en reanimación pero los minutos parecian tan sólo instante, el mundo se había parado, disfrutamos con las primeras miradas de complicidad (foto).
Finalmente,nos trasladaron a la habitación dónde esperaban ansiosos sus tres abuelos, allí seguí el piel con piel con mi hija desnuda y metida dentro del camisón. Por decisión expresa, no permitimos que ningún familiar cogiera a la bebé en las 72 primeras horas, salvo su papá para hacer los cambios del pañal y la higiene del ombligo.
Y esta es mi historia de parto, una historia que no pretende culpar a ningún profesional, contada desde la vivencia personal y emocional que yo tuve y que no ha sido fácil ponerla sobre palabras escritas.
Mi parto en tres fases: natural, medicalizada y vaginal y finalmente cesárea me suposo como os podéis imaginar un mazado que hizo caer mi castillo de naipes soñado.
Detrás de todas este relato hay mucho trabajo personal de superación de la herida emocional, para ninguna madre es fácil aceptar una cesárea sea en la tesitura que sea, y en mi caso que no lo tenía ni planteado mucho menos.
He de decir que en mi caso particul,ar ha sido una experiencia que me ha hecho crecer mucho como persona y me ha hecho fortalecer aún más mis ideas ya anteriores sobre que la vida es totalmente improvisada y más un parto. También tengo que decir que el primer mes me costó mucho aceptarlo y tenía sentimientos de fracaso y de culpabilidad hacia mi misma por no haber sido capaz de dar a luz a mi hija por la vía natural. Me costó algunos meses superarlo, y contar mi historia a otras mamás me permitió vivirlo como una experiencia vital y un aprendizaje.
Con ello me gustaría que las futuras mamás se conciencien mucho de tener la mente abierta a la hora de afrontar su trabajo de parto.
Aùn queda mucho camino en España por recorrer para humanizar más los partos y no medicalizarlos.
Agradezco a mis dos matronas privadas ( Rosa y Montse) por todos los consejo y todo el apoyo. También a todo el personal que se cruzó conmigo en el Arnau, ya que desde su punto de vista médico hicieron un trabajo impecable, en especial las profesionales que además de su conocimiento médico tuvieron una sensibilidad especial para hacer las comunicaciones verbales. Ojalá ,los nuevos estudiantes aprendan no sólo los procedimientos médicos, sino cómo atender a las personas que ingresan allí, y sobre todo que no traten a las embarazadas como enfermas.
Dedico este relato a todas las mamás del mundo, a las que están por llegar, y en especial a todas aquellas que habéis sufrido una cesárea para traer a vuestros hijos al mundo. Desde aquí os envío un mensaje de apoyo y una energía muy fuerte para que podáis superarlo y tratar el tema con naturalidad.
Y por supuesto a mi hija Èlia, que algún día quizás será madre.
¿Cómo fue tu parto?
¿Quieres compartir algún punto de tu historia?
6 Comments
  • Anónimo
    Posted at 06:10h, 07 julio Responder

    Gracias Clara.

    Escribir el relato de nuestros partos no es nada facil si no es el parto soñado, yo tuve que esperarme 3 años para poder ponerlo en papel pero era necessario si queria sanar y enfrontarme a un nuevo embarazo como era mi intención.

    Doy gracias por tener a mi marido que me ayudo muchisimo, y por tener la lucidez de en momentos en que estas lejos, poder volver a la tierra y decidir que era lo mejor. Mi parto no acabo con cesarea aunque lo vivi mal, muy mal. Pero lo bueno de todo esto es que tome la decision de no ser participe de mi parto y salir por patas cuanto antes del hospital con mi hija sana en brazos y asi fue!

    Hace muchos años de aquel parto y sé que los protocolos han canviado, pero por desgracia aun hay muchos profesionales que se tendrian que poner las pilar y humanizarse un poco, ser empaticos y no querer ni hacer correr a las parturientas con comentarios inapropiados.Por suerte poco a poco esto va canviando!

    Gracias de nuevo y a disfrutar de la peque.

    Núria

  • marta
    Posted at 21:15h, 14 julio Responder

    Joooo clara la verdad que un parto bastante movidito….. Pero bueno al final cuando te ponen a tu hija en los brazos se olvida todo lo anterior y empieza lo mejor!
    El mío fue súper rápido, la verdad que tuve mucha suerte. Me ingresaron a la 1 del medio día porque parecía ser que tenía la bolsa un poco fisurada. Al ser primeriza decidieron ponerme primero el propes para dilatar un poco el cuello y a partir de aquí todo fue muy rápido. Al cabo de unas dos horas empece a sentir las contracciones, cada vez mas seguidas y mas dolorosas. Allí estaba yo en la habitación con mi pareja, mi madre y mi suegra. Y iba sobrellevando las contracciones con respiraciones y paseos interminables por esos pasillos….. Al final las contracciones era cada vez mas continuas, avisaba a las enfermeras y me decían que era primeriza, que todavía me faltaba mucho,,,, yo asumía y estoicamente aguantaba las contracciones,. Hasta que a la media hora o pode menos al ir al baño sangré, tuve una mega contracción de esas que evidencian que estas ya de parto y vino la ginecologa y solo verme como me retorcía y como mi cuerpo pujaba solo dijo: a la sala de partos!! Se llevaron rápidamente a mi chico para oponerse el traje y entrar a quirófano, él miró el reloj: eran las 18:13h cuando entró a la sala, y sin tiempo a poner epidural, con miedo en el cuerpo al no saber a que dolor me enfrentaba, me arme de esa fuerza que solo una madre que va a dar a luz sabe que existe y empuje 4 veces y Olivia vino al mundo a las 18.20h! Tuve un parto de los que hay bien pocos, esos que son muy muy rápidos…. Todo el equipo que me atendió se quedo muy sorprendido por lo rápido que mi cuerpo respondió, y con un simple propes se desencadenó todo. No recuerdo pasar mucho dolor la verdad, en eso tuve suerte, y mi actitud y fortaleza me ayudaron mucho. Me sorprendí mucho de mi misma.
    Y este mi parto Clara, muy diferente al que me esperaba tener, pero sin duda mil veces mejor!! Natural 100%.

  • Mac
    Posted at 23:01h, 18 julio Responder

    He sido madre hace dos meses y medio y yo también he tenido esos sentimientos de culpa y de fracaso durante todo este tiempo.

    Me atendieron de maravilla, pero mi niña tenía la cabeza un pelín girada y no acababa de encajarse. A pesar de que la comadrona hizo todo lo posible por recolocarla manualmente, después de muchas horas de dilatación y 4 de pujos constantes sin ningún tipo de analgesia, yo estaba agotada y aquello no progresaba. Pensaba que me moría. Al final, en un momento me vi con epidural, oxitocina, episiotomía y palas. La sensación de los movimientos que hicieron con la cabeza de la niña entre las palas (dos segundos eternos) no la olvidaré jamás. Cuando me la pusieron encima no la sentía como mía, era como que necesitaba haberla parido, y me pasé todo el primer mes llorando cada vez que recordaba el parto… Creo que es una espina que tengo clavada y que no sanaré del todo hasta que pueda tener otra oportunidad (espero).

    Yo iba mentalizada y abierta a todo, pero en el fondo lo tenía muy idealizado. Hay gente que piensa que no es para tanto lo que siento, que exagero, pero yo no puedo evitar ponerme triste pensando que no fui capaz de parir. Espero algún día poder contarlo de otra manera.

    Un saludo grande y muchísimas gracias por tu relato.

  • Anónimo
    Posted at 12:08h, 29 julio Responder

    Hola! Muchas gracias por tu relato! Para mi me ha servido de un gran apoyo poder leermelo. Cuando algo así nos sucede, sobre todo en un momento tan único, nos sentimos desgraciadas por no poder haber sido como lo esperábamos. Y duele, cómo no? En mi caso también deseaba un parto natural, No lo había planificado tanto como tu, pero sí lo quería. Lo tuve (hace 3meses) en una clínica privada de estas normales y corrientes que más bien lo priman por un parto vaginal medicalizado. No puedo decir que tuve un mal atendimiento en mi parto (excepto por un par de comentarios hechos por la comadrona), pero comparto la opinión de que en el ámbito médico, en general, todavía falta mucha humanización. Considero que un mal trato en estas circunstancias es cobardía porque se aprovechan de nuestra vulnerabilidad física y mental. Desafortunadamente mi parto acabó en cesárea porque mi bebé venía con tres vueltas de cordón. Evidentemente estoy feliz porque vino sano y no hubo mayores complicaciones, sin embargo no deja de ser frustrante. No he podido revivirlo como me hubiera gustado porque no me puedo permitir estar triste ya que me toca cuidar de mi bebé prácticamente sola. De hecho leí tu relato de causalidad mientras buscaba información sobre juguetes infantiles. Te felicito por tu blog y por compartir tus experiencias y conocimientos. Un saludo y ánimos a todas las mamás, en especial a las que no tuvimos un parto como lo esperado y las que tuvieran un final trágico.

    • Mami Latte
      Posted at 16:49h, 19 agosto Responder

      Mil gracias por compartir también tu historia.

  • Clinica Vasculine
    Posted at 10:46h, 23 noviembre Responder

    Lo cierto es que pocas embarazadas saben que las estrías y las varices pueden llegar a aparecer tanto durante como después del embarazo, debido fundamentalmente a los diferentes cambios que experimenta la piel a lo largo de ambas etapas.. Nosotros recomendamos acudir a especialistas. Que te ayudarán a eliminarlas.

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